Hombre demanda a su padre para reclamar fortuna obtenida de plagas
Si bien muchos creen que tener muchísimo dinero trae felicidad, la realidad es que manejar una fortuna puede generar problemas serios. Las relaciones familiares, que deberían ser una fuente de apoyo, a veces se convierten en un campo de batalla por ambiciones y malentendidos.
Gary Rollins es un claro ejemplo de esto. Este empresario se transformó en una figura clave en el mundo de los pesticidas, llevando su empresa familiar a ser un gigante en la industria. Sin embargo, su legado no terminó como él esperaba y se vio envuelto en una guerra judicial con sus propios hijos.
La historia de Gary Rollins, un magnate de las plagas
La familia Rollins adquirió Orkin Exterminating Company en 1964, por una suma aproximada de 62 millones de dólares. Fundada en 1901 por Otto Orkin, esta firma se especializaba en la eliminación de infestaciones urbanas como ratas y cucarachas, que afectaban la salud pública. Gary se unió a la empresa en 1967, poco después de graduarse en Administración de Empresas. Comenzó como técnico de servicios, atendiendo reclamos de clientes y aprendiendo sobre fumigación y los ciclos biológicos de las plagas.
En 1978, tras la reorganización familiar, ascendió a presidente de Orkin. Durante su gestión, introdujo el programa Zero Pest en 1991, un servicio que prometía una respuesta rápida a infestaciones para hoteles de lujo y restaurantes, lo que atrajo contratos importantes y elevó los estándares del sector. Esta estrategia no solo expandió la empresa en América del Norte, sino que también la llevó a consolidarse en el Caribe y Asia.
Gary se convirtió en CEO en 2001 y mantuvo este cargo hasta 2023, año en el que se asumió como presidente del consejo. En 2023, la empresa alcanzó unas ventas impresionantes de 3.1 mil millones de dólares, consolidándose como líder en el mercado con más de 2.8 millones de clientes.
Miles de millones: el patrimonio de Gary Rollins
El patrimonio neto de Gary Rollins se estima en 7.6 mil millones de dólares, gracias a su control mayoritario sobre Orkin. La empresa genera ingresos estables a través de servicios de mantenimiento, con márgenes que superan el 20%. Sin embargo, no todo fue sencillo. En 2010, cuatro de sus hijos lo demandaron, acusándolo de abuso en la gestión de fideicomisos familiares. Alegaron que había ocultado información financiera y movido 150 millones de dólares a entidades que controlaba.
La situación se tornó tensa, con reglas restrictivas impuestas, como la vigilancia con investigadores privados y pruebas de drogas. Gary defendió sus acciones, argumentando que buscaba evitar el despilfarro y fomentar una vida productiva para sus hijos. El litigio se extendió por nueve años, acumulando evidencias y requiriendo la intervención de tres jueces diferentes.
Finalmente, en 2019, llegaron a un acuerdo confidencial que permitió preservar el control familiar de la empresa. A pesar de este conflicto, Orkin mantuvo sus ventas récord y continuó enfocándose en pesticidas de bajo impacto, mientras Gary sigue ocupando su puesto como presidente del consejo.